A finales del siglo XVIII, Nicaragua exportó pequeñas cantidades de azúcar cruda en bruto, como resultado de la generalización de la siembra y cultivo de la caña a nivel nacional.
Los primeros treinta años del siglo XX pueden catalogarse como de consolidación de la industria azucarera, logrando a partir de 1909 exportar aproximadamente 36,000 quintales al área centroamericana y Europa.